El papel de la mujer en la sociedad y su inserción en el mundo laboral

El papel de la mujer en la sociedad del siglo 20 se ve reflejado por la ideología patriarcal, que ha sido la causa de la reclusión de la mujer en el hogar y de su no-participación en la vida pública.

Tanto en Europa como en España, la división social del trabajo hacía que hubiera un papel diferenciado entre el padre proveedor y la madre cuidadora (normativizado por la legislación y con el apoyo de la Iglesia), que era, realmente, la cabeza de la unidad familiar y la administradora y organizadora del hogar. Esta dependencia necesaria de la mujer con respecto al marido generaba una violencia patriarcal socialmente aceptada, que negaba la autonomía femenina. 

El trabajo femenino en este caso era considerado como algo secundario y bastante limitado a las tareas del hogar.  Todas esas situaciones impidieron que la mujer consolidara  una identidad femenina que combinara el perfil de mujer trabajadora, esposa y madre, ya que los pilares sobre los que se levantaba la feminidad eran la maternidad, la reproducción y, por supuesto, el matrimonio.

Con la llegada del régimen franquista tras su victoria en la Guerra Civil supuso un retroceso tanto cultural y social en la igualdad entre ambos sexos, ya que este anuló los avances que se habían conseguido durante la Segunda República. Este nuevo régimen significó la vuelta al pasado, ya que no se creó nada sino que se retomó lo anterior valores y modelos tradicionales para el papel de la mujer, combinando así el ideario falangista y la doctrina católica. Sentando las bases ideológicas del franquismo. 

Respecto al entorno legislativo que sirvió para subordinar a la mujer del hombre fueron las concernientes al matrimonio, retomando para ello el Código Civil de 1889, ya que las mujeres casadas no tenían capacidad decisoria respecto a nada en su vida y estaban obligadas a obedecer a su marido y a seguirle allá donde fuera siendo este su representante. Las mujeres no se concebían como individuos autónomos.

Esto no paralizó a las mujeres y se creó el empleo sumergido esto hizo que no constaran en los censos invisibilizando su trabajo durante el franquismo. En el Plan de Estabilización se ve como no beneficiaba a la mujer trabajadora, ya que los trabajos que ellas realizaban eran en industrias privadas y no tenían los beneficios del dinero público. Una vez se pone en marcha el plan  los empresarios tienen la “necesidad” de mano de obra descualificada y escogen al sector femenino, ya que no requiere fuerza física pero sí habilidad, y que no sea protagonista de conflictividad. Por este motivo entran las mujeres en la industria porque es un  beneficio para los empresarios.

Como consecuencia de la tímida incorporación de la mujer al mercado laboral, en los años setenta se inicia una acción sindical propiamente femenina, pues las empresas ya están abiertas a la contratación de trabajadoras. A mediados de los setenta, la crisis mundial llega a España y las más perjudicadas serán las mujeres trabajadoras, que, al estar menos cualificadas y tener puestos de trabajo en categorías inferiores, engrosarán antes las cifras del paro. Estas mujeres no tienen tiempo de formarse ni de dedicarse a la acción sindical, porque tienen, recordemos, una jornada de trabajo no pagado que es el trabajo doméstico.

La mujer en el siglo XXI ha dado un paso muy importante incorporándose al mundo laboral, pero lejos de encontrarse con un camino de rosas, ya que se enfrenta día a día con una carrera de obstáculos que debe superar como tener peores trabajos, salarios más bajos, menos posibilidades de promoción, etc.

La mujer ya no desempeña un solo rol porque en la actualidad son independientes y autónomas, mucho de esto también tiene que ver con la situación económica que tiene el país; ya hoy en día, la fuerza de trabajo que constituyen significa no sólo su participación en el mundo laboral, sino también en la creación de empleos, con lo cual podemos observar el doble papel que juega, primero en el hogar, pero no menos importante en su desarrollo personal y profesional.